Los jabegotes constituyen la fuerza motriz que permite desplazar la barca, que navegue.

Con este término se denominaba al marengo que participaba en el arrastre de la red de cerco desde la playa, la jábega. Ahora esta acepción se extiende también a los bogadores de la barca de jábega.

Los jabegotes constituyen la fuerza motriz que permite desplazar la barca, que navegue.

En origen pescadores, atentos tanto al remo como al arte de arrastre, actualmente el Jabegote es un deportista que trata de sacar el máximo provecho a su esfuerzo logrando los mejores tiempos en las competiciones.

Los jabegotes se sitúan sobre bancos fijos y en posición contraria al sentido de la marcha.

En las barcas actuales, orientadas a la competición deportiva, en las que se guarda un diseño común por estar fabricadas, la mayoría, por el mismo carpintero de ribera, van siete remeros dispuestos sobre tres bancos y un cuarto sobre la arrumbada de proa, en parejas por cada banco, exceptuando el de popa en el que habitualmente se dispone en solitario el «pachapanda» o marca de babor, llamado así por marcar el ritmo de la remada.

Esta disposición puede variar a criterio del mandaor, estableciendo en ocasiones un solo remero en proa y un marca de estribor en el mismo banco del pachapanda.

En ambos casos, de resultas, quedan cuatro remeros en la banda de babor o proba y tres remeros en la de estribor o corulla.

Al igual que advertimos la importancia de conocer las partes de la barca, lo es también conocer el nombre que recibe cada remero en relación a su posición en la barca.

Solo el 15% de los remeros es capaz de remar en las dos bandas eficazmente, de ahí la importancia del buen criterio del “mandaor” en distribuir adecuadamente el equipo en los puestos para los que estén más cualificados, atendiendo especialmente a la antropometría del deportista.

2.1 Distribución de la bancada

Ya hemos hablado del pachapanda o marca de babor. Marca el ritmo de la remada, tanto en la cadencia de tiempo como en la fuerza que le imprime al agua a través del remo. Es un componente clave del equipo. No debe ser ni el más fuerte, ni el más rápido, pero si debe ser capaz de mantener el gesto técnico en todo momento, sin perder el ritmo aun cuando la fatiga se presente.

Atento al pachapanda debe estar el llamado marca de estribor, que se sitúa en la banda contraria y junto a él, en el mismo banco en ocasiones o justo en el banco posterior, más a proa. El marca de estribor marca el ritmo de toda su banda, y de hacerlo correctamente, con la debida observancia al pachapanda, debe coincidir su remada con la banda de babor.

Justo detrás del pachapanda y en la misma banda de babor, se emplaza el popel de babor, atento a la remada y ritmo del marca que tiene delante.

Detrás, en la misma banda y sentado en el tercer banco, se sitúa el espalder de babor. En estos puestos

centrales, a la altura del través de la embarcación,

deben ir los remeros más pesados y con mayor capacidad física. En palabras de Doctor Luis Mari Zulaika referidas a los centrales de los botes traineros del cantábrico “son el motor del bote”.

Seguidamente, remata la banda el proel de babor, sentado ya sobre la arrumbada de proa. Los proeles van sentados en la parte más inestable de la barca, por ello deben ser los más ligeros y a la vez requieren de una remada más técnica, vigilantes de los vaivenes producidos por las olas, amortiguando el movimiento y ajustando la inmersión de la pala a la altura conveniente.

En la banda de Estribor o corulla se disponen los remeros en el siguiente orden: marca de estribor, también llamado popel de proba, espalder de estribor y proel de estribor.

Cada remero vigila atento a su anterior, al ritmo de su remada y a la posición de su espalda, a fin de mantener una armónica forma de remar en toda la barca.

El “mandaor” se sitúa en la popa, desplazado a estribor, patronea la barca y cumple la función de timonel y cuarto remero de su banda, equilibrando las fuerzas de ambas. Esta posición asimétrica del timonel que rompe la natural colocación del timón en el codaste, en el eje central de la popa, responde a una antigua solución funcional que permite trabajar con el arte de pesca, la jábega, sin riesgo de entorpecer su desempeño. Para ello, la “espailla”, solución mixta de remo y timón, se monta y desmonta sobre un escálamo, como un remo más.

Un noveno integrante completa la tripulación de la barca, el metebríos, que anima al equipo en las competiciones y regatas, recordando al antiguo gardón, chaval, de corta edad y poco peso, que hacía las veces de auxiliar en el oficio de la pesca y controlaba la posición de la barca durante las varadas.

3. Reglaje de la embarcación

En las embarcaciones de remo destinadas a la competición, incluso en aquellas de banco fijo o remo tradicional que han sacrificado su naturaleza histórica para lograr una mayor eficiencia de los esfuerzos del deportista, es de suma importancia efectuar un reglaje correcto de los elementos de la embarcación destinados a adecuarse a las características antropométricas del deportista.

Es el barco el que se adapta al remero y no a la inversa. Esto es una norma básica en el remo de competición.

Lo que convierte a la barca de jábega en singular y única es su inalterable condición de embarcación histórica. Ha conservado tanto su esencia material, basada en la madera, como  su arquitectura poco permeable a admitir adaptaciones y reglajes de algún tipo.

Esta condición nos obliga a romper la norma por la cual el barco se adapta al deportista para tratar de aplicar lo que podríamos llamar un reglaje inverso, en el cual es el deportista el que se adapta a la barca ocupando la posición más adecuada a su fisonomía.

La distancia entre bancos, la altura del banco respecto del escálamo así como la distancia del eje del remero respecto del escálamo varían a lo largo de la bancada, de ahí la importancia de distribuir a los remeros atendiendo no solo a las capacidades individuales del deportista, que sería lo deseable, sino también a la antropometría del equipo.

Próximo capítulo

El Remo y la acción de remar