Está imagen de cabecera corresponde al barco fenicio más antiguo encontrado en nuestras costas. Concretamente se trata del Mazarrón II hundido en el s.VII ac y conservado casi en su totalidad frente a la playa de la isla, en Mazarrón (Murcia).

Con 8,10 metros de eslora y 2,25 de manga puede ser considerado como un pariente muy lejano de nuestras actuales barcas de jábega.

Ésto es así porque guardan entre si una estrecha relación en su fisonomía.

Las barcas que a día de hoy siguen fabricando carpinteros de ribera, como José Pedro González o, hace unas décadas, Julián Almoguera, resultan sorprendentemente similares. Baste comprobar las dimensiones de la barca «María Juliana» de 8,42 metros de eslora y 2,19 metros de manga para constatar la proximidad entre ésta y aquella de Mazarrón.

Los Fenicios. Señores del Mediterráneo

Los fenicios como pueblo adquieren su identidad en torno al año 1200 ac. Se establecen en la franja costera sirio-libanesa dando origen a lo que se conoce como Fenicia (tierra de los hombres de púrpura), alcanzando su máximo esplendor durante la primera mitad del primer milenio ac.

Sus conocimientos en el campo de la construcción naval, empleando maderas de cedro y ciprés, el calafateado con betún, así como las técnicas de navegación les permitieron controlar comercialmente el Mediterráneo y fundar colonias como, entre otras, Cádiz y Málaga en el 800 ac.

Su carácter eminentemente comercial alejado de las ambiciones conquistadoras de otros pueblos, hasta el punto de pagar tributos a otros Estados antes que recurrir al enfrentamiento armado, les permitieron conectar comercialmente Oriente y Occidente.

Fueron muy variados los productos con los que comerciaron, pero quizás el más llamativo, el que podríamos llamar producto estrella, fuel el tinte de color púrpura, que vino a convertirse en un color muy exclusivo y distinguido, objeto del deseo de la élite social de las diferentes regiones con las que comerciaban, marcando para la posteridad el distintivo en las togas de reyes y emperadores. Pues bien, este tinte se obtenía partiendo de un molusco marino llamado»murex».

Murex brandaris

Las secreciones de color púrpura generadas por este caracol, con variaciones en el tono desde rojo a morado, son las que permiten obtener ese colorante tan preciado. Su elevadísimo precio en el mercado, muy superior al del oro, responde a la ingente cantidad de caracoles necesarios para obtener una pequeña cantidad de colorante: 10000 caracoles= 1 gramo de colorante.

Como deferencia a la historia y al pueblo de los «hombres de púrpura» que nos legaron nuestra embarcación de referencia, sería éste un color obligado a incorporar en la gama cromática de nuestras barcas. Ahí lo dejo.

David Vega