4. El Remo

4.1 Morfología del remo

El remo es el instrumento que emplea el deportista para impulsar la embarcación.  Se trata de una palanca de segundo grado, en la que la resistencia al empuje ejercido por el remero se encuentra en el escálamo y el punto de apoyo es el agua.

El remo se compone de las siguientes partes:

La pala es la parte más ancha, la que entra en contacto con el agua ejerciendo en su desplazamiento presión sobre ella.

La siguiente sección es la caña y se corresponde con la palanca exterior del conjunto.

A la caña le sigue un segmento, habitualmente forrado de cuero de vaquetilla, denominado luchadero. En este luchadero se sitúa el cordino, que en el argot marengo llaman lampera o lamprea, con el que se hace el nudo de estrobo que permite fijar el remo al escálamo.

El término luchadero o “luchaero” es muy descriptivo de la función que ejerce, ya que es el que sufre la resistencia de la palanca al avance de la barca.

El siguiente tramo correspondiente a la palanca interior del remo es lo que en el vocabulario marengo llaman guión, término que en otras categorías reservan al puño del remo. Por último el puño es el extremo más estrecho por el que el remero sujeta el remo con ambas manos. Debe tener la longitud suficiente para que quede un espacio entre las dos manos  de la medida de un puño.

La relación de dimensiones que guardan estas partes entre sí determinan el comportamiento del remo tanto en su eficiencia en el desplazamiento de la barca como en el esfuerzo exigido al remero. Una palanca interior más larga hace la pasada del remo más blanda; una palanca interior o guión más corta la hace más dura, exigiendo mayor esfuerzo por parte del deportista.

La tendencia actual es la de diseñar palas más anchas y guiones ligeramente más largos.

El remo se fija al escálamo a través de un pequeño cabo, con una mena de habitualmente 6mm, al que se le realiza un nudo de estrobo. El estrobo abraza el remo al escálamo a través del luchadero.

Es necesario que el remero aprenda a realizar este nudo para que pueda ajustar la holgura a sus preferencias.

5. La acción de remar

En la acción de remar intervienen el 80% de los músculos del cuerpo, tanto de la parte superior como de la inferior, y además, a resultas de las pruebas de velocimetría realizadas en el remo de banco móvil, casi en paridad de porcentajes, 53% y 47% respectivamente. En banco fijo esta proporción es menos acusada, adoptando el tronco superior la mayor carga, pero igualmente importante.

Intervienen los músculos de brazos, piernas, abdomen y espalda. Por ello es muy importante realizar un calentamiento previo para evitar el riesgo de lesionarse. Durante el calentamiento la espalda no puede estar ni demasiado encorvada ni completamente recta para no sufrir un tirón de la columna lumbar, especialmente si se es frágil de espalda.

La posición del jabegote pasa por levantar las piernas, formando casi un ángulo recto con el tronco y apoyando los pies en el banco anterior o  estribo para, mediante los movimientos de flexión facilitados por las contracciones del glúteo y el empuje de los cuádriceps, nos ayuden en el ejercicio.

6. Técnica

La técnica consiste en el conjunto de movimientos y destrezas necesarias para ejecutar correctamente el ejercicio de nuestro deporte. Es personal y afecta al aprendizaje motor del deportista como individuo.

La técnica persigue la economía gestual de tal forma que a igual gasto energético obtengamos un mayor rendimiento.

Si además la acompañamos de un entrenamiento físico que aumente nuestra capacidad de resistencia obtendremos un mayor rendimiento que, en el caso del remo, se traduce en una mayor velocidad de la barca.

Uno de los objetivos que forman parte de la técnica del remo en banco fijo y del remo en general es completar la amplitud de la palada correspondiente a nuestra modalidad de remo. Para la consecución de este objetivo, además de los factores instrumentales, como la longitud de la palanca exterior, altura de la fijación del remo en el escálamo respecto del remero, es necesario que el deportista ejecute el gesto técnico correctamente a fin de que el remo trabaje en el agua a lo largo de todo el recorrido, sin perder grados ni en el ataque ni al final de la pasada.

6.1 Fases de la remada

La acción del remo se compone de dos fases bien diferenciadas.

La fase acuática, en la que la pala del remo se encuentra sumergida y la fase aérea, en la que ésta se encuentra fuera del agua.

6.2 La fase acuática

La fase acuática supone un desplazamiento continuo de la pala, ejerciendo presión en el agua de principio a fin, e implica tres momentos bien definidos:

El ataque, la pasada y el final.


Cada uno de estos momentos conlleva una posición del cuerpo determinada, tanto en lo que se refiere a la rotación de la cadera como a la posición de brazos y piernas.

Nos posicionamos correctamente en el banco atendiendo, como hemos visto, a nuestra envergadura corporal, situando los pies apoyados en el banco delantero o estribo si lo hubiera.

Los pies han de situarse con una separación entre ellos adecuada, de forma que no queden tan juntos que nos hagan perder el equilibrio, ni tan separados que no nos permitan empujar de forma equilibrada hacia el eje axial del cuerpo.

La fase acuática comienza en el ataque. Las piernas se encuentran flexionadas y el tronco inclinado ligeramente hacia popa, en dirección a los pies, pero manteniendo el torso recto. Es la cadera la que rota sin arquear la espalda.

Los brazos se mantienen extendidos preparados para introducir la pala en el agua.

Es el momento de levantar las manos para sumergir la pala y comenzar a ejercer presión en el agua. Es también el momento más duro de la fase.

La siguiente secuencia es la de la pasada. Los brazos continúan extendidos y a la misma altura, mientras empujamos con las piernas y rotamos la cadera inclinando el cuerpo hacia atrás.

El final de la fase acuática llega cuando sólo restan de 5º a 10º para completar la amplitud total de la pasada.

Es el momento en el que flexionamos los brazos, haciendo una breve pausa para que el remo termine de recuperarse de la flexión sufrida durante la pasada completando su recorrido.

Este es el instante en el que la embarcación lleva la máxima arrancada y el momento en que comenzamos a bajar  las manos para sacar la pala del agua.

A cada una de estas secuencias, (ataque, pasada, final) le corresponde una imagen gestual diferente, que a su vez se asocia con unos ángulos del tronco del remero también distintos y que marcan los instantes en los que una secuencia sucede a otra.

Cada equipo decide el estilo a seguir, el comportamiento gestual que cada remero debe seguir de forma armónica con el resto de la bancada. Si el equipo decide iniciar el ataque con una inclinación del tronco de 30º respecto de su posición vertical, todos deben hacerlo con el mismo ángulo.

Sea cual sea el estilo seleccionado por el equipo debemos completar toda la amplitud del recorrido de la pala correspondiente. Para ello, tan importante como rotar la cadera para inclinar el cuerpo es controlar la altura de las manos y brazos para mantener la pala en el agua a la profundidad correcta.

Un error muy común que se produce en el ataque es comenzar a rotar la cadera desplazando el tronco hacia atrás sin previamente haber levantado los brazos para introducir la pala en el agua. Este fallo gestual provoca una pérdida de amplitud equivalente a la distancia recorrida por el remo fuera del agua.

6.3 Profundidad y ángulo de la Pala

Trabajar el remo a la profundidad correcta es importante por dos razones:

En primer lugar porque para completar la amplitud del recorrido del remo, desde un punto A en el ataque a un punto B en el final de la pasada, el camino más corto es la línea recta.

Cuando en lugar de mantener los brazos a la misma altura desde el ataque al final de la pasada, levantamos indebidamente las manos o brazos, hacemos que la pala profundice excesivamente, describiendo una curva que prolonga el recorrido del remo alterando las relaciones de tiempo entre la fase acuática y la fase aérea o de recuperación.

En segundo lugar porque a mayor profundidad la presión del agua es mucho mayor exigiendo más esfuerzo por parte del deportista y disminuyendo su capacidad de resistencia.

También es importante mantener la pala vertical o ligeramente inclinada hacia popa en el momento del ataque. Una pala con el perfil superior inclinado hacia proa, además de propiciar que profundice excesivamente, hace que la pala no ejerza presión en el agua homogéneamente  perdiendo eficacia.

Por el contrario, un ángulo de pala excesivamente inclinado hacia popa tiende a elevar verticalmente el remo perdiendo igualmente eficacia por la fuga de presión por la zona inferior de la pala.

6.4 La secuencia de la Pasada

La secuencia de la pasada, tras el ataque, supone el 80% del recorrido total de la fase acuática.

Como hemos visto, los brazos se mantienen extendidos y a la misma altura que en el ataque, la espalda, al igual que las muñecas se mantiene rectas, siendo la cadera la encargada de la rotación. Es el momento en el que traccionamos del remo empleando los grandes grupos musculares de la espalda y los glúteos, auxiliados por el empuje de las piernas. Los brazos actúan como palancas y por tanto no es necesario apretar el puño del remo con demasiada firmeza contra el pulpejo de las manos.

En esta fase es necesario que aumentemos la velocidad de la pasada ya que la barca lleva suficiente arrancada y complica que podamos mantener la presión sobre el agua que si teníamos en el ataque.

El final de la pasada llega cuando, con las piernas extendidas y el torso inclinado a unos 25 o 30º sobre el plano horizontal de la barca ha agotado su capacidad de traccionar con este gesto corporal, cubriendo el 80% de la amplitud de la palada.

Es el momento de completar esta amplitud recogiendo los brazos y haciendo una ligera pausa para esperar a que el remo termine de recuperarse de la flexión adquirida durante la pasada.

6.5 La fase aérea

La fase de recuperación o aérea sucede justo en el momento en que bajamos las manos para sacar completamente la pala del agua.

Dado que la barca de jábega, en lugar de chumaceras, cuenta con un nudo de estrobo que abraza el escálamo, no es habitual practicar el repaleo empleado en otras modalidades de remo.

Bajadas las manos , toca ahora extender los brazos antes de recuperar la posición vertical del tronco. Es el momento de emplear las abdominales que nos permiten reincorporarnos.

Teniendo en cuenta que en esta secuencia el cuerpo se impulsa hacia popa, en sentido contrario al avance de la barca, es importante ejecutar este movimiento sin brusquedades para no aumentar las fuerzas negativas.

La fase aérea, también llamada de recuperación por implicar el gesto la recuperación de la posición inicial, es el momento que aprovecha el deportista para inhalar el aire necesario para oxigenar los músculos, preparándolos para repetir el esfuerzo de la siguiente fase y mantener su capacidad aeróbica.

Se alcanza un nivel técnico elevado cuando:

  • Se sigue correctamente el orden de los movimientos.
  • Se ejecutan estos movimientos con fluidez y relajación.
  • Se adquiere sensación de ritmo
  • Atención y concentración
  • Capacidad de conexión

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Arrancada y Ciaboga